MI HISTORIA LECTOESCRITORA
SANDRA LILIANA MORENO
Veo una niña sentada la puerta de la casa sobre una piedra que imaginaba era parte de un aerolito. Con pocas pero fuertes experiencias. Con rastros que se fueron reproduciendo. No recuerda bien quien le enseñó a leer y a escribir pero lee y escribe. Al. Fueron muchas las personas que intervinieron en ese proceso y al no recordar nada en especial considero que no hubo nada en especial.
A pesar de sonar como un proceso insignificante, no lo siento así. Saboreo los recuerdos de mi infancia como si aun murmuraran en mis oídos, siento el palpitar de mi corazón de niña ansiosa de aprender y querer vivir todo muy rápido. Esa inquietud hacía que cada momento fuera una experiencia valiosa y contaminara el proceso lento por el que tenia que pasar. No quería aprender de experiencias de los demás, deseaba ávidamente cargarme de mis propias aventuras.
Tal vez encuentro la mayor riqueza de mi proceso lecto escritor del mundo cuando aun no sabia ni leer ni escribir, pero si entendía por medio de gestos de mis padres y hermanos cuando algo se podía hacer o no. Eran señales que tomaban forma de letras, una sola mirada directa a los ojos con los brazos hacia atrás y la declinación de la cabeza de mi madre, decían que algo andaba mal; entonces, recurría a la biblioteca de mi pequeña cabeza y analizaba ágilmente que situación estaba viviendo y como debía ser el comportamiento en ese momento, era ahí cuando redactaba mi propia lectura: tenia que ponerme de pie y saludar cortésmente a quien había llegado e inmediatamente salir del espacio que ahora era parte solo de adultos.
Otra lectura que ahora recuerdo con cariño eran las señales que mi padre repartía cuando llegaba a casa, ya las tareas estaban escritas, nadie tenia que recordarle al otro lo que tenia que hacer, todos salíamos a su encuentro, lo agarrábamos del pedacito de cuerpo que nos había tocado según el turno de llegada (éramos 14 hermanos, y como dicen los abuelos, todos añeritos), nos colgábamos de el y nos mecíamos a carcajadas cuando el seguía caminando al encuentro de mi mami. Los más pequeños lograban seguir en sus brazos mientras que los otros traíamos las sandalias, le acomodábamos su silla, otro traía algo de tomar y así cada cual cumplía su función. Algo esencial que no podía omitir es que al recordar esos instantes llega a mí el aroma de mi papi, era mecánico y aunque procuraba al entrar a casa estar limpio, su aroma a gasolina y jabón FAB era delatante.
Todo transcurría en un entorno de pobreza y necesidades que llenaban los espacios con pequeños momentos de alegría en familia. Nos sentábamos junto a la hora de la cena, no podía faltar ninguno, y tampoco podía faltar el caldo con arepa y agua`panela. Después nos daban permiso para salir a jugar pero como todo ya estaba establecido, primero tocaba lavar la losa para ganarse el premio, y a las 8 de la noche cual reloj cucù, mi madre se paraba frente a la casa y con las palmas hacia señales de que ya era hora de entrarnos, por supuesto pedíamos cinco minutitos mas y así sucesivamente hasta que ala media hora solo salía cruzada de brazos y no mutaba palabra, miraba fijamente y mecía su cabeza en tono de espera y amenaza. Corríamos a entrarnos y ella dejaba que cual huracán sacudiéramos su cuerpo, salía detrás del último imitando una carrera para hacer que nos apresuráramos. Después pasaba revisando que tuviéramos la pijama y en voz alta para que todos escucháramos empezaba a rezar y al unísono respondíamos mientras terminábamos de acomodarnos.
Finalmente se oían 12 “la bendición pa`ito, la bendición ma’ita”, y si la ocasión lo permitía entonces bromeábamos despidiéndonos de cada uno de nuestros hermanos y ellos contestaban…era una locura y nuevamente la señal de mi madre: chissssss. Todo en silencio.
Los que no estudiaban por ser pequeños se quedaban y según la petición de mis padres hacían de cada uno un ayudante, o en la cocina o en el taller que quedaba en la misma casa.
Algunos estudiaban en la mañana y otros en la tarde, entonces los que se quedaban sufrían el ruido espantoso de las maquinas y los gritos de mando de mi padre a sus mecánicos ayudantes o el llamado de auxilio a la secretaria para que marcara un numero telefónico o le alcanzara algo, aclaro que ella era muy eficiente, ¡también era mi madre!
Fue ahí cuando creo que empecé a querer aprender a leer y escribir, sentía la necesidad de colaborar en mi casa y ese era un comienzo. Ignoraba la carga que estaba colocando sobre mi…eso es lo que al recordar experimento, no fue un proceso agradable, quizás el aspecto económico e incomodo de no tener lo indispensable o la falta de medios para estudiar hicieron de mi proceso lecto escritor una tara en mi proyecto de vida.
Por ocupar el puesto noveno entre los hermanos (soy gemela), ya sabia que los que iban creciendo tenían obligaciones con los menores y con los gastos de la casa, entonces el proceso de aprendizaje se convertía en una meta a cumplir, no para aprovechar las maravillas de esta nueva experiencia, sino por la necesidad de salir a trabajar para empezar a aportar económicamente.
Fue quizá este salto por el que deje muchas etapas sin efectuar.
Me gustaba mucho leer poemas y pintar pero en la casa era imposible siquiera concentrarse, las labores que teníamos eran grandes así trabajáramos y estudiáramos al mismo tiempo. No estoy excusándome ni culpando a nadie, simplemente las condiciones no fueron las más favorables.
Y para empeorar mi proceso mi falta de compromiso en el estudio estaba compensada con el sueldo que ya de adolescente recibía. Si ya estaba produciendo no entendía para que debiera continuar mis estudios que tanto trabajo me costaban. Ni pensar en una carrera universitaria, más bien en que los hermanos menores recibieran su bachillerato y después al igual que todos se labraran su propio destino.
En mi hogar no había un lugar especial para la elaboración de tareas, ni siquiera nos podían comprar los libros necesarios que exigía la escuela, pero mi madre se daba las mañas para que algunas veces nos los prestaran y a pesar de eso no valore lo que me ofrecían. Fue dejadez y falta de compromiso. Pero nunca recuerdo haber disfrutado la lectura, ni siquiera la época escolar. A no ser por los momentos extracurriculares, esos si fueron espectaculares. Era la organizadora de cuanto evento proponían y como líder disfrute las delicias del apoyo de los profesores y el cariño de los compañeros. Eso fue un empujón para pasar los años escolares, fue más misericordia que capacidad. (Que vergüenza aceptarlo).
El único ejemplo que tengo de un adulto lector es el de mi hermano mayor y fue por ese motivo que mi padre lo hecho infinitas veces de la casa, por que no era un niño normal jugando en la calle si no que se la pasaba leyendo literatura que le prestaban los vecinos que tenían papelería. Si leía encerrado y a oscuras le gritaba que saliera del encierro y si prendía la luz, entonces que ahorrara y si lo veía leyendo en alguna parte le decía que como estaba perdiendo tiempo mejor se fuera a ayudarle al taller y el pobre lo odiaba.
Finalmente, leo por compromiso y algunas, muy pocas por placer. Pero disfruto de las lecturas que el mundo me ofrece y las leo y escribo a mi antojo.
Mi compromiso será reconocerme como lectoescritora y aceptar las condiciones que este me ofrece para el mejoramiento de mi proceso.
Evaluacion de la historia lectoescritora de Sandra Moreno
por Carlos Ivan Jaimes Becerra
cod. 2025144
Bellas Artes
1. Mal uso de las letras mayúsculas:
2. Errores de ortografía:
3. Ausencia del uso de la tilde:
4. Mal uso de los signos de puntuación:
…Con pocas pero fuertes experiencias. Con rastros que se fueron reproduciendo. No recuerda bien quien le enseñó a leer y a escribir pero lee y escribe.
.Con pocas pero fuertes experiencias, con rastros que se fueron reproduciendo, no recuerda bien quien le enseñó a leer y a escribir pero lee y escribe.
5. Empleo del apóstrofe:
Categoría: Dificultades relacionadas con el desarrollo del contenido del escrito
6. Orden ilógico de oraciones:
Veo una niña sentada la puerta de la casa sobre una piedra que imaginaba era parte de un aerolito.
No entiendo donde se encontraba precisamente la niña, ni la casa, ni la puerta.
…una sola mirada directa a los ojos con los brazos hacia atrás y la declinación de la cabeza de mi madre, decían que algo andaba mal; entonces, recurría a la biblioteca de mi pequeña cabeza y analizaba ágilmente que situación estaba viviendo y como debía ser el comportamiento en ese momento,…
…una sola mirada directa a los ojos, los brazos hacia atrás y la inclinación de la cabeza de mi madre, decían que algo andaba mal; entonces, recurría a la biblioteca de mi pequeña cabeza y analizaba ágilmente que situación estaba viviendo y como debía ser el comportamiento en ese momento,…
Finalmente se oían 12 “la bendición pa`ito, la bendición ma’ita”, y si la ocasión lo permitía entonces bromeábamos despidiéndonos de cada uno de nuestros hermanos y ellos contestaban…era una locura y nuevamente la señal de mi madre: chissssss. Todo en silencio.
Finalmente se oían doce veces: “la bendición pa`ito, la bendición ma’ita”, y si la ocasión lo permitía entonces bromeábamos despidiéndonos de cada uno de nuestros hermanos…era una locura y nuevamente la señal de mi madre: chissssss, y quedaba todo en silencio.
7. Mal uso de conectores o ausencia de ellos:
Tal vez encuentro la mayor riqueza de mi proceso lecto escritor del mundo cuando aun no sabia ni leer ni escribir, pero si entendía por medio de gestos de mis padres y hermanos cuando algo se podía hacer o no.
Tal vez encuentro la mayor riqueza de mi proceso lecto escritor del mundo cuando aun no sabia ni leer ni escribir, cuando entendía por medio de gestos de mis padres y hermanos lo que se podía hacer o no
8
. Repetición innecesaria de palabras:
9. Vocabulario coloquial:
10. Ausencia de segmentación de oraciones:
Hay una excesiva segmentación de oraciones y párrafos.
11. Ausencia de segmentación de párrafos:
Hay una excesiva segmentación de oraciones y párrafos.
12. Falta de unidad temática en los párrafos:
13. Falta de concordancia temporal entre oraciones:
14. Falta de concordancia de número en algunas oraciones:
15. Redacción personal:
Los más pequeños lograban seguir en sus brazos mientras que los otros traíamos las sandalias, le acomodábamos su silla, otro traía algo de tomar y así cada cual cumplía su función.
16. Ausencia de títulos o subtítulos:
17. Falta de coherencia entre los subtemas que desarrolla:
18. ausencia de un orden lógico en el escrito:
Categoría: Dificultades relacionadas con las características del contexto en el cual aprendió a leer y escribir
15. Ambiente familiar favorable: Si
18. Ambiente escolar estimulante: Si
19. Métodos de enseñanza de la lectoescritura: Si
21. Auto percepción lectoescritora negativa: SI
CONJETURAS A MODO DE CONCLUSIONES
La mayoría del texto se encuentra muy segmentado, luego se hace a veces muy difícil la lectura y la comprensión de esta, por tal razón se hace evidente la importancia de la auto corrección .